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miércoles, 11 de abril de 2018

Lo que ves, sientes y te cuentan en La Habana (V)



El piso donde ahora nos alojamos está en un edificio en El Vedado. Tiene unas vistas impresionantes del malecón, la ciudad y de la Tribuna antimperialista.

Esta tribuna se construyó durante la crisis de los balseros para pedir la liberación de Elián González Brotons, ‘’el niño balsero’’, que se encontraba en Miami. Había sido sacado por la madre de Cuba, muriendo ella durante la travesía por mar y salvándose el niño. Ocupa una plazoleta que había a un costado a la Sección de Intereses de Estados Unidos (hoy embajada) y como se convirtió en un lugar habitual de protestas contra los americanos, la gente le puso Protestódromo.

Recuerdo la famosa foto del policía americano, que armado hasta los dientes, se llevó a Eliancito del domicilio de unos familiares en Miami, para después entregárselo a su padre que esperaba por su entrega en una ciudad al norte de Estados Unidos.

El mejor resumen de la historia de Elián lo escribió un periodista americano: ‘’Elián y Juan Miguel González, hijo y padre. El primero es un niño de seis, el segundo un hombre al que quitaron a su hijo. Elián se ha comportado como un típico niño de seis años, Juan Miguel como un típico padre. Y la mayoría de los políticos como típicos idiotas’’

Lo dicho por este periodista en el año 2000 se puede convertir en parábola aplicada al momento actual: ‘’El destino del pueblo cubano (Elián y su padre), está en mano de los idiotas del exilio de Miami y de los idiotas del gobierno cubano’’, siendo suave.

Hoy he escuchado dos noticias en la TV cubana. Han dicho que Trump ha cambiado la capital de Israel de Tel-Aviv a Jerusalén, cuando la realidad es que ha reconocido a Jerusalén como capital de Israel. En 1995 el Congreso de Estados Unidos aprobó una ley que exigía el traslado de la capital de Tel-Aviv a Jerusalén, debido a que Israel había dicho que Jerusalén era su capital. Es una decisión, que provocará más tensión a la zona, debido a que las Naciones Unidas no han aceptado la anexión de la parte oriental de la ciudad por parte de Israel.

Al dar el resultado de las elecciones catalanas, dijeron que Podemos era un partido independentista. No es de extrañar que muchos cubanos transmitan las ideas que escuchan. Ahora entiendo lo que me dijeron: "Veo la TV de Miami con un aparato especial adaptado a la antena. Al tener dos versiones, me hago una idea de lo que puede pasar".

El Vedado, es un barrio donde se mezclan antiguos palacetes y mansiones con residencias más modestas y diferentes estados de conservación. Es la zona de La Habana donde a finales del siglo XIX se trasladaron las clases acomodadas. Su mayor esplendor finalizó cuando esas mismas clases se trasladaron a la barriada de Miramar a finales de la década de 1940.

Una muestra de la habilidad que tienen los cubanos para atraparte, es lo que nos pasó con un zapatero, íbamos paseando por una calle y al pasar delante de su local, nos hace una señal para que entremos. Empezó a contarnos cosas del mundillo de los zapatos y que veía series televisivas españolas, nos preguntó si nos gustaba Cuba… Al cabo de unos minutos, entró en materia y nos dijo que tenía un hijo de 15 años y si teníamos algo para darle: ropa, bolígrafos, cuadernos, etc. Le dijimos que no y entonces nos pidió 2 cuc y que con eso le podría comprar algo a su hijo porque era su cumpleaños al día siguiente. Se lo dimos y nos marchamos.

En Trinidad y Cienfuegos, un gallo nos amenizaba con su canto de madrugada. Aquí otro gallo, ha hecho lo propio. ¿Qué pinta un gallo en El Vedado?

Nuestro último día en La Habana no nos ha decepcionado, en comparación con el resto del viaje. Los nuevos descubrimientos y volver a disfrutar de lo conocido, me ha hecho volver a encontrar el alma de la ciudad, que con sol parece que te persigue.

Fuimos al Hotel Nacional a sacar la tarjeta de embarque. Tienes que pagar 1 cuc por 10 minutos de conexión o 5 cuc por una hora. Nos dijeron que con 10 minutos era suficiente. Durante el trámite, nos daba un error en la fecha de caducidad del pasaporte y pedimos ayuda. La empleada fue a consultar y nosotros a leer la prensa por internet. María Jesús me dice que no debían estar haciendo nada y que yo, como siempre, fiándome. Se fue a preguntar y efectivamente no hacían nada. Después de cobrarnos una hora de conexión a internet, nos dijeron que al no tener tarjeta de embarque, tendríamos que estar tres horas antes en el aeropuerto.

Habíamos apalabrado un taxi en 20 cuc y una hora de recogida. Ahora teníamos que llamar por teléfono al chofer para adelantar la hora. Pedimos a las chicas de la oficina que si podían llamar a un número en La Habana y contestan que eso es en otro sitio (hablábamos al lado del teléfono de su mesa). Les preguntamos si nos iban a cobrar y responden que sí, dependiendo si era fijo o celular, les digo: "De acuerdo, en Cuba se paga por todo". Pero al ser un teléfono fijo no han cobrado.

El Hotel Nacional es un símbolo muy habanero, tiene la grandeza de los años 30 del siglo pasado. En los jardines que dan al malecón, construyeron trincheras durante la crisis de los misiles, en octubre de 1962. Las trincheras se pueden visitar y hay paneles informativos donde explican los hechos. Leo que Cuba durante esa crisis pidió la devolución de la Base Naval de Guantánamo y pregunto a la guía, que ha terminado de hacer una explicación en inglés: ‘’¿Cómo se pide la devolución de la Base si se arrendó a perpetuidad? Me responde: ‘’Se cedió durante 100 años’’. Le contesto: ‘’Pues en 1962 solo habían pasado 60 años".

Vuelve la guía con la explicación en español e indaga si hay preguntas. Ella había dicho que de todos los puntos a los que se comprometieron los Estados Unidos, habían incumplido la anulación del embargo comercial. Entro al trapo y pregunto: ‘’¿Qué es exactamente el embargo?’’. Ella: "Que Estados Unidos sancionará con fuertes multas a los países que comercien con Cuba".

Comento que en época de Franco, España comerciaba con Cuba y no hubo sanciones’. Me responde: ‘’Es que Franco era gallego’’. Continúo diciendo: ‘’China, Canadá, la Unión Europea y medio mundo comercia con Cuba, España ha invertido mucho dinero en el sector turístico y no ha habido sanciones’’. Su respuesta le puso la tapa al pomo: ‘’Son casos especiales’’.

Como el tono iba subiendo, la guía cortó la discusión diciendo que la visita debía continuar y que al final podíamos seguir hablando. Como me pareció una comisaria política, desaparecimos del lugar del crimen sin levantar sospechas.

El recorrido por La Habana en un autobús turístico de dos pisos es muy recomendable. Te haces una mejor idea de conjunto de la ciudad y gracias a la altura, observas otra perspectiva. Puedes bajar en cualquier parada y volver a subir.

Llegamos a la Plaza de la Revolución, subiendo por la Avenida de los Presidentes, que tiene un gran paseo central y a ambos lados está flanqueada por bellos palacetes construidos hasta mediados del siglo XX.

La Plaza de la Revolución también es anterior a la revolución. Antes de 1959 se llamaba Plaza Cívica. Es tan grande que por eso carece de encanto. La salvan los rostros a relieve del Che y Camilo Cienfuegos, adosados a las fachadas de los Ministerios del Interior y Comunicaciones, dos inmuebles fríos y carentes de vida. La Plaza en sí es un enorme rectángulo de asfalto. Enfrente, en una pequeña elevación, está el Monumento a José Martí, que se pierde en ese espacio. Supongo que este conjunto, lleno de gente, le dará humanidad. Vacío es un inmenso aparcamiento sin coches, cruzado por dos avenidas.

En el relieve de Camilo se lee "Vas bien Fidel (dicen las malas lenguas que en realidad lo que dijo fue "Se oye bien Fidel"). ¿Qué habría sido del Che y la revolución sin la histórica foto de Korda? El día que termine el régimen castrista, la iconografía revolucionaria sobrevivirá. Tiene fuerza y es muy comercial.

Miramar impresiona, con grandes avenidas y calles interiores amplias, muchas mansiones y hoteles bien conservados. Antes de la revolución era la zona residencial de los ricos, pero en la actualidad está ocupada por ejecutivos extranjeros, embajadas y sedes de empresas. Es el barrio mejor dotado de la ciudad. Miramar me recordó la Colonia El Viso en Madrid, pero más grande.

No muy lejos de la Plaza de la Revolución se encuentra el Cementerio de Colón. Al pasar por la principal necrópolis habanera me llama la atención el enorme edificio/mausoleo dedicado a los Naturales de Ortigueira. Qué poderío el de los gallegos.

Texto y foto: Francisco Javier Suárez Rodríguez

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